El proyecto consiste en subir a Youtube la tradicional Novena de Aguinaldos, escrita por Fray Fernando de Jesús Larrea
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Versión 2011
La presente es la versión 2011, la cual está bastante incompleta.
El proyecto consiste en mejorar y completar este video y hacer una versión por cada día de la novena.
Versión 2012
El status del proyecto va como sigue:
Textos en audio
Oración | Locutor | Estado |
---|---|---|
Oración para todos los días | Carlos Thompson | Completo |
Gloria | Sin asignar | |
Consideración del día | Sin asignar | |
día primero | Alexandra Cuervo | Completo |
día segundo | Luis Fernando Correa | Asignado |
día tercero | Carolina Villamil | Asignado |
día cuarto | Angélica Rey | Asignado |
día quinto | Julio César Márquez | Asignado |
día sexto | Miguel Olaya | Asignado |
día séptimo | Sin asignar | |
día octavo | Sin asignar | |
día noveno | Mauricio Duque A. | Completo |
Oración a la Santísima Virgen | Carlos Thompson | Completo |
Ave María | Sin asignar | |
Oración a San José | Carlos Thompson | Completo |
Padre Nuestro | Sin asignar | |
Aspiraciones para la venida del Niño Jesús (Gozos) | varios | Sin asignar |
Oración al Niño Jesús | Carlos Thompson | Completo, necesita mejorarse |
Los que quieran colaborar con la respuesta de las oraciones (Gloria, Ave María, Padre Nuestro, Gozos) pueden descargar el siguiente archivo y grabar su versión con el mismo tempo aproximado: MP3 WMA
Imágenes
Se están recopilando imágenes estáticas y animadas con derechos libres (o permisos para ser publicado con licencias libres).
Contacto y colaboracón
Para cualquier colaboración pueden contactarme por los medios indicados aquí.
Licenciamiento
Los textos de Fray Fernando de Jesús Larrea son de dominio público. Los videos del proyecto serán publicados como Creative Commons atribución.
Textos faltantes
Consideración día cuarto
Desde el seno de su Madre comenzó el Niño Jesús a poner en práctica su eterna sumisión a Dios, que continuó sin la menor interrupción durante toda su vida. Adoraba a su Eterno Padre, le amaba, se sometía a su voluntad; aceptaba con resignación toda su debilidad, toda su humillación, todas sus incomodidades.
¿Quién de nosotros quisiera retroceder a un estado semejante con el pleno goce de la razón y de la reflexión? Por ahí entró el Divino Niño en su dolorosa y humillante carrera; así empezó a anonadarse delante de su Padre; a enseñarnos lo que Dios merece por parte de su criatura; a expiar nuestro orgullo, origen de todos nuestros pecados.
¿Deseamos hacer una verdadera oración? Empecemos por formarnos de ella una exacta idea, contemplado al Niño en el seno de su Madre. El Divino Niño ora y ora del modo más excelente. NO habla, no medita, ni se deshace en tiernos efectos. Su mismo estado, lo acepta con la intención de honrar a Dios, en su oración y en ese estado expresa altamente todo lo que Dios merece, y de qué modo quiere ser adorado por nosotros.
Unámonos a las adoraciones del Niño Dios en el seno de María; unámonos a su profundo abatimiento, y sea éste el primer efecto de nuestro sacrificio a Dios. Desaparezcamos a nuestros propios ojos, y que Dios sea todo para nosotros.
Consideración día quinto
Ya hemos visto la vida que llevaba el Niño Jesús en el seno de su purísima Madre; veamos hoy la vida que lleva también María durante el mismo espacio de tiempo.
María no cesaba de aspirar el momento en que gozaría de esa visión beatífica terrestre, la faz de Dios encarnado. Estaba a punto de ver aquella faz humana que debía iluminar el cielo durante toda la eternidad. Iba a leer el amor filial en aquellos mismos ojos cuyos rayos debería esparcir para siempre la felicidad en millones de elegidos. Iba a verle en la ignorancia aparente de la infancia, en los encantos particulares de la juventud y en la serenidad reflexiva de la edad madura.
Tal era la vida de expectativa de María! Era inaudita en sí misma, mas no por eso dejaba de ser el tipo magnífico de toda vida cristiana. No nos contentemos con admirar a Jesús residiendo en María, sino pensamos que en nosotros también reside por esencia, potencia y presencia.
Consideración día sexto
Jesús había sido concebido en Nazaret, domicilio de José y María, y allí era de creerse que había de nacer, según todas las probabilidades. Más Dios lo tenía dispuesto de otra manera, y los profetas habían anunciado que el Mesías nacería en Belén de Judá, ciudad de David.
Para que se cumpliese esta predicción, Dios se sirvió de un medio que no parecía tener ninguna relación con este objeto, a saber: la orden dada por el emperador Augusto de que todos los súbditos del imperio romano se empadronasen en el lugar de donde eran originarios. María y José como descendientes que eran de David, estaban obligados a ir a Belén.
No ignoraba Jesús en qué lugar debía nacer y así inspira a sus padres que se entreguen a la Providencia, y que de esta manera concurran a la ejecución de sus designios. Almas interiores, observad este manejo del Divino Niño, porque es el más importante de la vida espiritual: aprended que el que se haya entregado a Dios ya no ha de pertenecer a sí mismo, ni ha de querer si no lo que Dios quiera para él.
Consideración día séptimo
Representémonos el viaje de María y José hacia Belén, llevando consigo aún no nacido, al creador del universo, hecho hombre. Contemplemos la humildad y la obediencia de ese Divino Niño, que aunque de raza judía y habiendo amado durante siglos a su pueblo con una predilección inexplicable obedece así a un príncipe extranjero que forma el censo de población de su provincia, como si hubiese para él en esa circunstancia algo que le halagase, y quisiera apresurarse a aprovechar la ocasión de hacerse empadronar oficial y auténticamente como súbdito en el momento en que venía al mundo.
El anhelo de José, la expectativa de María son cosas que no puede expresar el lenguaje humano. El Padre Eterno se halla, si nos es lícito emplear esta expresión, adorablemente impaciente por dar a su hijo único al mundo y verle ocupar su puesto entre las criaturas visibles.
El Espíritu Santo arde en deseos de presentar a la luz del día esa santa humanidad, que El mismo ha formado con divino esmero.
Consideración día octavo
Llegan a Belén José y María buscando hospedaje en los mesones, pero no encuentran, ya por hallarse todos ocupados, ya porque se les deshace a causa de su pobreza. Empero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios.
Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. El ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos.
Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana. Oh! Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, ha sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! el espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios.
¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro!Pónese el sol el 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros, codean rudamente al Señor en las calles deaquella aldea oriental y cierran sus puertas al vera a su Madre.
La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo unas tras otras. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.
Gozos para todos los días
IDulce Jesús mío,
mi niño adorado,¡ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
II¡Oh sapiencia suma
del Dios soberano,
que al nivel de un niño
te hayas rebajado!
¡Oh Divino Niño,
ven para enseñarnos
la prudencia que hace
verdaderos sabios!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
III¡Oh, Adonaí potente
que, a Moisés hablando,
de Israel al pueblo
disteis los mandatos!
¡Ah! ven prontamente
para rescatarnos.
Y que un niño débil
muestre fuerte brazo!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
IV¡Oh raíz sagrada
de Jesé, que en lo alto
presentan al orbe
tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño
que has sido llamado
lirio de los valles
bella flor del campo!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
V¡Llave de David
que abre al desterrado
las cerradas puertas
del regio palacio!
¡Sácanos, Oh Niño,
con tu blanda mano,
de la cárcel triste
que labró el pecado!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
VI¡Oh lumbre de Oriente
sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas
tu esplendor veamos!
¡Niño tan preciado,
dicha del cristiano,
luzca la sonrisa
de tus dulces labios!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
VII¡Espejo sin mancha
Santo de los santos,
sin igual imagen
del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas,
salva al desterrado
y, en forma de Niño
da al mísero amparo!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
VIII¡Rey de las naciones,
Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo,
pastor del rebaño!
¡Niño que apacientas
con suave cayado
ya la oveja arisca,
ya el cordero manso!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
IX¡Ábranse los cielos
y llueva de lo alto
Bienhechor rocío,
como riego santo!
¡Ven hermoso Niño!
Ven Dios humanado
luce, hermosa estrella,
brota flor del campo.¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
X¡Ven que ya María
previene sus brazos
do su niño vean,
en tiempo cercano!
¡Ven, que ya José,
con anhelo sacro,
se dispone a hacerse
de tu amor sagrario!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
XI¡Del débil auxilio
del doliente amparo,
consuelo del triste,
luz del desterrado!
¡Vida de mi vida,
mi dueño adorado,
mi constante amigo,
mi divino hermano!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
XIIVéante mis ojos,
de ti enamorados!
Bese ya tus plantas,
bese ya tus manos!
Prosternado en tierra
te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases
te dice mi llanto!¡Ven a nuestras almas!
¡Ven no tardes tanto!
Ven, Salvador nuestro,
por quien suspiramos,¡Ven a nuestras almas,
ven no tardes tanto!
Gloria
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén
Ave María
Dios te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte.Amén
Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.Amén