Despertar

He creído verte en los sueños perdidos en mi memoria al despertar.  He creído verte en los rostros ajenos, extraños, perdidos de los demás.  He creído olvidarte y ver lo que vi en ti en otros lugares donde tu huella no ha podido estar.  Donde el aire no ha podido ser tocado por tu aliento.  Donde tu nombre tenga otro sentido y otro color.  He creído por momentos escapar.  Qué error.  Estás tan en mí que en todo recuerdo está tu nombre o la imagen perdida de tus ojos.  Tan en mí que en todo rostro sólo veo lo que vi en ti para dejar tu huella grabada y buscar el toque de tu aliento.  Te he traído en mí a donde el verde se acaba por segunda vez...  tercera, diré.  A donde la nostalgia crece y no me permite olvidarte.  No a ti, en realidad.  A la imagen de los sueños perdidos en mi memoria al despertar.

Es difícil convencerme de que no estás aquí, por más que lo sé.  Y quiero seguir buscándote.  Y quiero seguir olvidándote.  Y quiero seguir amándote.  Y quiero seguir odiándote.  Quiero seguir siendo quien fui cuando tu existías.  Quiero seguir pensando en como verte sin ser visto y en como ser visto sin verte.  Quiero seguir mortificándome la vida buscando como llamar tu esquiva atención.  Quiero seguir diciéndote lo que sufro por amarte y mentirte al decir lo que te odio.  Quiero regresar al tiempo en que no eras un recuerdo, sino una realidad, por más que esa realidad lejos estuvo de ser mía.  Pero cada escaso segundo que pasa estoy más lejos de ese tiempo, y cada escaso segundo que pasa estas más lejos de existir en mí.  Y sólo queda buscarte en las ramas muertas de los arboles deshojados por el otoño.  Ese otoño del que has hablado y del cual no quiero creer que conozca a tus ojos.  Sólo queda buscarte, y en la búsqueda creo encontrarte y me es difícil entonces creer que no estas aquí...  por más que lo sé.

Y son otros rostros y otros muros los que guardan tu imagen.  Otras imágenes las que adquieren tu nombre.  Eres un recuerdo, un fantasma de algo que no existe más que en donde no quiero verte...  más que en donde quiero verte.  Y conozco otros rostros sin tu imagen, otros semblantes sin tu nombre, otros lugares sin tu presencia.  Con sólo la imagen, el nombre y la presencia de un fantasma que no existe más que en mis recuerdos.  Y no puedo evitar pensar en otra cosa que no sea tu presencia no olvidada, y puedo convencerme a tal punto que este fantasma realmente guarda tu imagen y son otros rostros y otros muros, muros amarillos como las hojas que no tuvo este otoño, los que guardan tu imagen.

Y los sueños terminan perdiéndose en mi memoria al despertar.
  Y aún no sé donde estás, no sé si existes, si has existido alguna vez, si tu nombre y tu historia no serán un invento de mi imaginación y si no será el otoño el que trae tu imagen.